viernes, 1 de julio de 2011

Ah, sí... otra vez

Estaba leyendo la historia de cuando Dios sacó a Israel de Egipto y los llevó al desierto, y hablaron contra Él porque tuvieron hambre y creían que Él los iba a dejar morir en el desierto. Y Dios les proveyó pan para comer, cosa que ellos no conocían ('Maná' = '¿qué es esto?'); fue ¿un milagro cíclico y para cada día: en la mañana ¡CAÍA PAN DEL CIELO! (no literalmente pan, sino una semilla parecida a la de la imagen) y el sol en el día lo derretía, ellos debían tomar sólo el necesario para ese día y esperar al día siguiente para ver si aparecería el pan o no.

Así fue por 40 años, ¡Cuarenta años siendo alimentados así! ¡CUARENTA! viendo el mismo milagro todos los días. Al pensar en ello me cuestioné ¿cuál es mi maná? ¿qué milagro me he acostumbrado a ver todos los días, tanto así que lo veo como algo cotidiano? Dice Dios que sus misericordias son nuevas cada mañana... como el maná; tal vez nos hemos acostumbrado tanto a ver la misericordia de Dios que nos guarda a buenos y malos que...

Se nos olvida que cada día que vivimos es un milagro, que la vida y el aire que respiramos son prestados y un día tendremos que rendir cuentas. Si fuésemos conscientes de ello nuestra vida cambiaría radicalmente. Lo interesante es que llega el punto en el que el maná se acaba.

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